viernes, julio 29, 2011

Última tarde en Iniesta

Esta tarde era la última en que Pepe, Mari y Antonio abrían Iniesta. Con lo que no quedaba otra que pasarse a darles un abrazo. Desde que llegué a Madrid, veintipico años atrás, ellos han sido mi primera elección a la hora de comprar cualquier cosa relacionada con las motos. Incluyendo, por supuesto, material para todas las Montesa viejas, dado que ellos fueron durante muchos años agentes oficiales de la marca, y seguían teniendo cosas sorprendentes.

Pepe ya se marcó el detalle de casi regalarme un buen montón de herramientas oficiales, pero hoy se ha explayado. Por fin me dejó entrar a la trastienda, y revolver un poco entre el material. Y como el que no quiere la cosa han aparecido un cilindro y una culata de Impala 2, un cilindro y una culata de 175 Sport (el cilindro seguro, la culata no lo sé), a lo que hubo que sumar un pistón Tarabusi para Sport que va perfecto en el cilindro ... y unos pocos de regalos cortesía de la casa y que aparecen en la foto:


Seis extractores de una calidad impresionante, tres herramientas oficiales de las que dos no sé para qué valen, rodillos de cambio y embrague, algunas arandelas de reglaje ... en fin, cosas que echaré de menos no poder comprarles en lo sucesivo.

Ya puestos, si alguien es capaz de decirme para qué sirven la herramienta de la izquierda (la grande rotulada como 2.87.109 y la 5.87.067 que está casi en el centro de la foto, se lo agradezco.

Supongo que a partir de ahora escribiré poco. Vienen las vacaciones y toca irse al agua de cabeza. Nos veremos a la vuelta.

martes, julio 26, 2011

Un par de Monoblocks

Esta tarde pasé de nuevo por Iniesta, con idea de llevarme otra caperuza de filtro de aire de Impala 2. La razón es que Acervo (un compañero y amigo de La Maneta) recomienda taladrarla para mejorar la circulación de aire ... y como sé que terminaré probando y que la operación no tiene marcha atrás, pensé que era buena idea llevarme el último. Total ... por diez euros me lo puedo permitir.

Además, había quedado con José María por allí, y tenía que mirar una llanta para la Crono de Jaume y un guardabarros para una Cota 310 de Jesús. Magníficas excusas todas ellas para echar otro rato con Pepe y Mari y ver qué ofrecía el destino. Y el destino ofreció esto:


Dos carburadores Amal Monoblock, incompletos pero interesantes. Un 376/22 de Impala Sport primera serie y un 389/30 que parece ser de Sport 250. Si fuera así, casi el carburador ideal para el proyecto 24 Horas. Y con detalle por parte de Pepe, que me regaló una campana sin uso y un capuchón de goma para el carburador grande.

Habrá que mirar por donde localizo lo que les falta para volver a ser piezas en activo. Igual el 22 es una buena opción para sustituir al Concéntrico de 25 que llevo en la Turismo. O, al menos, ofrece interesantes posibilidades de enredar un poco, ¿verdad?

lunes, julio 25, 2011

Los guantes en el taller

Al hilo de una de las últimas entradas en el blog, concretamente la dedicada a la primera parte del montaje del motor del proyecto 24 Horas, hice un comentario rápido sobre los guantes. Y como esta mañana estuve ordenando un poco el taller, me di cuenta de la cantidad de guantes diferentes que usamos. Hasta siete en la foto de abajo.

Lo explico para quien se complique la vida un poco menos.


Siguiendo el orden de la foto, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo tenemos:

1.- Caja de 100 guantes de vinilo azules. Son menos flexibles que los de látex, y se adaptan peor a la mano, pero resisten mejor los hidrocarburos y los aceites. Los uso para evitar llegar al despacho el lunes con las manos negras, y valen para tareas de limpieza ligera, desmontaje o cualquiera otra situación donde no se puedan emplear los de látex.

2.- Caja de 50 guantes de látex marca "Lanta" (Ahorramás, creo) y talla mediana. Son la primera opción para trabajo de precisión, siempre que no vayas a tocar gasolina o aceites porque se degradan muy rápidamente. A veces los uso debajo de los guantes de trabajo duro cuando hay opción a que aquellos queden empapados de aceite.

3.- Guantes largos de algodón grueso. Se usan poco. Para montaje de piezas que estén muy abrillantadas y limpias y no quieras manchar. Casi nunca, en realidad. Tiempo atrás los usaba para pulir, pero se destrozaban.

4.- Guante mixto con palma de látex y anverso de algodón. Bastante útiles para trabajo más duro que los de látex, y bastante lavables. Menos tacto que vinilo y látex, pero suficiente para uso no muy exigente.

5.- Guantes "Mechanix" clásicos. No sabría vivir sin ellos. Protegen maravillosamente y aún tienen tacto para muchos tipos de trabajo. Siempre tengo dos pares y compro un tercero cuando alguno empieza a flojear. No son impermeables y a veces vale la pena ponerse látex o vinilo debajo.

6.- Guantes de soldador. Amplios de talla para poder emplear otros (los Mechanix típicamente) cuando se trata de manipular objetos muy calientes, como los motores recién salidos del horno. Por supuesto, también valen para soldar ...

7.- Guantes de protección química largos. Básicos no sólo cuando manejas ácidos, disolventes o cosas de este tipo, sino también para limpiar piezas muy sucias con estropajo o con la brocha en la lavadora de piezas.

Y aún falta (se me olvidó ponerlo en la foto) el "guante químico". Una pasta que frotas en las manos antes de empezar a trabajar y supuestamente te protege de la suciedad que se incrusta en la piel y luego se retira con agua. No lo he usado lo suficiente como para tener un juicio claro sobre su funcionalidad.

Por supuesto, la otra cara del guante está en los productos de limpieza para las manos, porque pese a tanta protección y tanta limpieza de herramientas (soy muy obsesivo con esto), en el taller siempre hay con qué pringarse. En mi caso siempre hay a mano una pastilla de jabón (a veces la araño antes de empezar a trabajar para proteger las uñas), un cepillo para las uñas, y un bote de pasta limpiamanos Loctite, que es mano de santo.

¿Alguna sugerencia más?

Limpieza del interior de horquillas

Como corresponde a un fin de semana disperso, en lugar de hacer una sola cosa compleja, me he dedicado a mil pijadillas tontas que requerían menos intensidad de atención. La resaca del domingo y el calor del lunes no daban para mucho más.

Pero como Fernando insiste en que contemos los "trucos" para que no se pierdan, aquí van un par de tonterías asociadas a la limpieza de las horquillas, aprovechando que una de las pequeñas cosas que hice fue dejar reluciente internamente una horquilla de King Scorpion primera serie que irá algún día en la King "b", a la que también instalé las tijas y las bolas de la dirección.

El punto más complicado de la limpieza es el de las botellas. Son recipientes largos y estrechos donde la suciedad se acumula y no siempre resulta sencilla de sacar. En mi caso acudo esencialmente a dos trucos. El primero es emplear un limpiador de biberones suficientemente largo, bien empapado en Fairy, tal como se ve en la foto de abajo:


Con eso sale bastante rápido la mayor parte del aceite reseco que pueda quedar en la parte inferior de las botellas. Pero a veces no es suficiente y se impone un final algo más enérgico. En ese caso, recurro a lo que se puede ver en la fotografía número 2:


... es decir, un montaje de varios prolongadores de llave de carraca que den en conjunto más longitud que profundidad tenga la botella a limpiar. A continuación se pone un vaso que entre lo más justo posible en las botellas (un 24 en mi caso para una botella de 35 mm de diámetro), y se rodea con un trapo de algodón como se ve en la foto siguiente:


Una vez introducido, basta ir girando con suavidad mientras se agarra el trapo. Con eso se seca y se termina de limpiar cualquier residuo que hubiera resistido a la acción del limpiabiberones. En caso extremo, puede mojarse el trapo con algo de disolvente, pero es más raro.

El motor del proyecto 24 Horas II (montaje de motores Montesa 5 marchas I)

Último fin de semana en la Mancha, dado que Agosto será mes de Chiclana, como siempre. Aproveché para avanzar un poco con el motor del proyecto 24 Horas cuyo chasis está en proceso en Barcelona. Y, a sugerencia de Fernando, continúo con la serie dedicada a la apertura y cierre de motores Montesa que comenzamos con una primera entrada sobre desmontaje.

Hoy empezamos con el montaje, en mitad de una resaca bastante consistente, cortesía del bueno de Ángel de Areba, que ayer nos regaló una fiesta de cumpleaños verdaderamente inolvidable. Sé que no es una excusa brillante, pero ... las fotos salen como salen porque se me olvidó coger la cámara, y el teléfono da de sí lo que da de sí. Además de que mi pulso no estaba como para robar panderetas.

Yendo al grano, lo primero que hago con estos motores cuando se trata de poner los cojinetes, que es el primer paso para el montaje, es calentarlos. Prefiero un horno porque se corren menos riesgos de deformaciones que cuando aplicamos calor sólo al alojamiento del cojinete mediante soplete o pistola de aire. En mi caso, el horno es el antiguo Balay de casa, que me traje a la mancha. Abajo lo podéis ver con los dos semicárteres centrales dentro.


La temperatura la suelo fijar en torno a 170 - 180 grados, que es suficiente para una buena dilatación de los asientos sin poner en riesgo el aluminio, que funde mucho más arriba.


Mientras se calienta el motor, preparamos el material que vamos a emplear, que no es mucho: unos alicates de punta fina para sujetar los cojinetes, un mazo de nylon y un spray congelante.


Por supuesto, antes de sacar el motor del horno, hay que protegerse las manos. En mi caso, uso tres capas: unos guantes de vinilo pegados a la piel para no mancharme; sobre ellos, unos Mechanix clásicos, y por encima unos de soldador, mucho más aislantes. Con eso es suficiente para poder sacar las piezas del horno sin problemas.


Una vez apoyado el cárter caliente en una superficie plana (prefiero madera, que es menos dañina para el aluminio), se toma el spray de congelación y se aplica sobre el cojinete para bajar su temperatura y conseguir que el metal se contraiga. A continuación se coge con los alicates de punta fina y se presenta sobre su asiento en el cárter.


En mi caso, finalizo la operación ayudándome con el astil de la maza de nylon, que es de madera y no resulta perjudicial para el rodamiento. Bastan un par de toques suaves para que notes perfectamente como la pieza está perfectamente en su sitio.


Es decir ... que con diez / quince minutos de horno consigues colocar los cuatro rodamientos de los ejes primario y secundario sin ninguna dificultad.

Hecho esto, aproveché para colocar los tres rodamientos que lleva el cigüeñal 34M que emplearemos para esta moto. Se trata de tres unidades de 6205 en tolerancia C3, de los cuales se sitúan dos en la salida de la primaria (en lugar de uno como en las Impalas o Cotas 247) y uno en el lado del encendido.

En nuestro caso, los compramos de la marca SKF (junto con los FAG son los más conocidos probablemente) y de tipo "cerrado", que suelen ser los más comunes en la actualidad. 


El cierre puede ser con goma o con chapas y tiene como objeto mantener una grasa especial dentro del cojinete. Para el uso que vamos a darle (un cigüeñal que se lubricará con el aceite de la mezcla de gasolina) debemos retirar las tapas antes de montarlos. Esto se hace de un modo muy simple, empleando un destornillador fino:


Espero que la idea quede clara pese a la falta de calidad de la foto anterior. El resultado de presionar y hacer palanca es que nos quedamos con las chapas en la mano en un santiamén.


... momento en el cual aprovecharemos para meter los cojinetes en aceite SAE 90 caliente, para dilatarlos lo más posible, cosa que nos facilitará enormemente su montaje en los respectivos manguetones del cigüeñal.


En el caso de los motores 34M (y otros de la época) no debemos olvidarnos montar entre ambos rodamientos el separador que se aprecia en la imagen de abajo. Recordad que el lado que tiene hendiduras debe quedar mirando hacia el exterior tal como se ve:


La última imagen de la serie es par que se vea lo robusto que queda un cigüeñal 34M con todos sus adminículos. Para un motor con en torno a 20 caballos, debe ser medio eterno a poco que se emplee un aceite de calidad en la mezcla.


El siguiente paso será montar retenes y el resto de componente, pero tardaré en contarlo porque me falta una decisión crítica por tomar: si empleo directamente un cambio completo de Cappra MX, o si hago un cambio "Blitz" mezclando las tres primeras relaciones de la King con las dos últimas de la Cappra MX. Se supone que la primera opción es estupenda en circuito pero poco usable en la vida real, mientras que la segunda te da un cambio mixto bastante interesante. Lo pensaré tumbado en la arena dentro de unos días.

Y como no hay día de taller sin su disgusto, cierro con una foto del cigüeñal de Impala que pensaba emplear en mi moto ... y que tiene una fisura preciosa junto al bulón de la cabeza de biela. Lástima, porque iba a haber abierto el motor para cambiar un cigüeñal por otro y tendrá que esperar.


Lo que sí he hecho ha sido montar la caperuza del filtro de aire de Impala II que compré el otro día, y comprobar que recorta muchísimo el ruido de admisión.

Continuará ...

jueves, julio 21, 2011

Otro regalo del destino

Cuando salimos el otro día a dar un paseo con las Impalas, estuvimos comentando José María y yo lo diferente que resultaba el sonido de las dos motos. Y recuerdo perfectamente que le comenté que una de las fuentes de diferencia entre la Impala 175 de los sesenta y las Impala 2 de los 80 estaba en el capuchón del filtro de aire ... añadiendo un "cuida el tuyo, porque esa pieza es la típica que no hay quien encuentre".

Pues poco más y se me mete solo en casa. Esta tarde he pasado de nuevo por Iniesta para comprar unas gomas antivibración para el cilindro, y tenían una carcasa de filtro de Impala 2 puesta en el escaparate. Evidentemente se vino para casa.


Lo que, ni de lejos, estaba en el guión era tropezarme con una bomba Montesa de inflar neumáticos, que le ha hecho compañía. Tengo que buscarle un racord, que es lo único que le falta, pero por lo demás está operativa.

Más fetiches ...

domingo, julio 17, 2011

Antílopes en la Mancha

En su carrera por convertirse en un montesista como Dios manda, José María se ha comprado la Impala. Una preciosa Impala 2 matriculada en Santander y comprada en Barcelona, que se estrenaba hoy en la estepa acompañada de su abuela granadina.

En la primera imagen, mi compañero, demostrando que aún no se entera de que una Impala hace muchísimos kilómetros con muy poca gasolina, y rellenando el tanque antes de salir. Gasolina con el 1,75% de Castrol R2, que es más que suficiente para un paseo corto aunque estén cayendo casi 35 grados a la sombra.


No han sido muchos kilómetros, pero sí suficientes para rodar un poco, intercambiar las motos ... y fundir la bombilla de LED's que había puesto en mi piloto con la esperanza de que fuera medio eterna. No me importa demasiado porque tampoco me gusta cómo da la luz, la verdad sea dicha. Vista desde la moto de atrás es muy focalizada y da la sensación que desde el lateral no debe verse demasiado. Así que ya sabéis, no consumáis de momento dinero en lámparas LED para moto de 2T sin batería, que duran más bien poco. 

Foto siguiente, hasta con molino. No podía faltar el detalle folclórico manchego en una excursioncilla de este tipo, y la disparamos a conciencia. Amplía la foto y en lo alto del cerro de detrás se ve perfectamente.


Y la última me gusta especialmente por la combinación de las motos, los modelos y el letrero. 20 años las separan pero son claramente de la misma familia, pese a que el tacto cambie. La mía anda un poquito más, pero lleva una culata algo rebajada, corchos en el cigüeñal y algo más de carburador ... además de una cuarta de Sport y doble leva delantero. A cambio, el sonido de la de José es mucho más de moto nueva; supongo que los tacos de goma entre las aletas, y las mejores tolerancias que debe tener su motor son las que marcan la diferencia. Una tontería porque es aquello del niño al que le preguntan si quiere más a papá o a mamá. Aunque bien mirado, en este caso sería si a mamá o a la abuela.

En fin ... que la foto que no hice fue la de la cara de gusto que llevábamos los dos entrando al pueblo de vuelta con las dos Montesa rojas petardeando a la par. Tiene pinta de que a partir de ahora no sólo haremos trial con clásica.